A un Gran Padre
Padre mío, que la vida me otorgaste,
padre mío, que en mi enfermedad de mi cuidaste,
padre mío, que jamás sola tú me dejaste,
padre mío, estos versos a ti, yo te escribo,
teniendo como único inspiro,
tu abnegada labor como amigo,
consejero y padre.
Padre mío, esta poesía completa,
sin ritmo, medida ni métrica,
es para ti, quizás poco sea comparado
con todo lo que tu te mereces, sin embargo,
mucho no me ayudan mis neuronas,
cuando intentar yo quiero, con palabras reflejar
aquel inconmensurable amor que desde mi corazón
se emana como cual fuese una mañana
de sol radiante, cuyos rayos dorados iluminan
tu faz y talvez tu ya cansada mirada.
Padre mío, tu comprensiva mirada,
tu protectora voz, tus calidos abrazos
y tus sublimes besos, quisiera yo
que de manera perpetua conmigo estén,
por que no he imaginado una vida sin ti,
ni en la más cruel pesadilla, pues antes prefiero
que me quiten la vida de la manera más fatal que existe.
Padre mío, eres tu el arquitecto más perfecto
que en la vida puede haber, el único que puede
construirme un mejor futuro sólo a base de sus valores
y sus saberes, el primero que se graduó de la informal
escuela que lleva por nombre vida, el sempiterno velador
de mis sueños, el incansable pañuelo de mis lagrimas,
el único que después de regañarme tiene una sonrisa en el rostro.
Padre mío, a ti te debo todo lo que yo ahora soy
padre mío, palabras no encuentro para decirte,
para reflejarte lo mucho que te amo, lo mucho que te agradezco
el que siempre hayas estado conmigo,
y poniendo a Dios y a ustedes como testigos,
prometerte yo quiero, que cuando tu estés
en el ocaso de la vida y tu cabellerera blanca se haya vuelto
jamás nada te faltará, yo me encargare de recompensar
todo lo que tu has hecho por mi, y ahora quizás repitiendo
lo que tantos otros hijos van a decir exclamo con alegría
“FELIZ DIA PAPA”
Rodriguez Rocha Rita 5”B”
0 comentarios